La Fe en Acción: Doce discípulos con Jesús
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La Fe en Acción: Doce discípulos con Jesús
La religión cristiana es una de las más grandes y extendidas del mundo. Sus raíces se remontan a hace más de dos mil años, cuando Jesucristo comenzó a predicar su mensaje de amor, perdón y salvación. En el evangelio de Mateo, vemos cómo Jesús elige a doce discípulos para que lo sigan y lo ayuden en su misión de llevar la buena nueva a todas las naciones.
Los doce discípulos
Según el evangelio de Mateo, Jesús eligió a doce hombres para que fueran sus discípulos. Los nombres de los doce son: Simón (llamado Pedro), Andrés (hermano de Simón), Santiago (hijo de Zebedeo), Juan (hermano de Santiago), Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo (el recaudador de impuestos), Santiago (hijo de Alfeo), Tadeo, Simón (el Zelote) y Judas Iscariote.
La importancia de los discípulos
Los discípulos desempeñaron un papel crucial en la misión de Jesús. Los acompañaron en sus enseñanzas, milagros y ministerio. Jesús les dio autoridad para expulsar demonios y sanar enfermos en su nombre. En el evangelio de Mateo, Jesús envía a los doce a predicar el evangelio, diciéndoles: «Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28:19).
El llamado a seguir a Jesús
En Mateo 16:24, Jesús dice a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame». Seguir a Jesús implica renunciar a nuestro propio egoísmo y buscar su voluntad en todo momento. Esto significa estar dispuestos a sacrificar nuestras propias comodidades y deseos para servir a los demás y glorificar a Dios.
El ejemplo de Jesús
Jesús no solo enseñó con palabras, sino también con su ejemplo. En Mateo 20:28, Jesús dice: «El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos». Jesús demostró su amor y compasión por los demás al sanar a los enfermos, perdonar a los pecadores y consolar a los afligidos. Su sacrificio en la cruz es el mayor acto de amor que el mundo haya conocido.
La fe en acción
La fe cristiana no se trata solo de creer en la existencia de Dios, sino de vivir de acuerdo con sus enseñanzas. En Mateo 7:21, Jesús advierte: «No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». La fe verdadera se demuestra a través de nuestras acciones, nuestra obediencia a los mandamientos de Dios y nuestro amor por los demás.
La misión de los discípulos
En Mateo 10:7-8, Jesús envía a los doce discípulos a predicar el evangelio a las ciudades de Israel, diciéndoles: «Porque gratis han recibido, también den gratis. Sanen enfermos, limpien leprosos, resuciten muertos, echen fuera demonios». Los discípulos fueron testigos de los milagros de Jesús y también se les dio el poder de realizar milagros en su nombre.
El poder del Espíritu Santo
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, vemos cómo el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos en el día de Pentecostés, capacitándolos para llevar el evangelio a todas las naciones. En Hechos 1:8, Jesús les dice a sus discípulos: «Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra».
El llamado a hacer discípulos
En Mateo 28:18-20, Jesús da a sus discípulos la Gran Comisión: «Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado». Los discípulos estaban llamados a seguir el ejemplo de Jesús, predicar el evangelio y hacer discípulos de todas las naciones.
La promesa de Jesús
En Mateo 28:20, Jesús promete a sus discípulos: «Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». Jesús promete estar con sus seguidores en todo momento, consolándolos, fortaleciéndolos y guiándolos en su camino. Esta promesa nos da la seguridad de que nunca estamos solos, sino que Jesús está siempre a nuestro lado.
Conclusion
La religión cristiana se fundamenta en la fe en Jesucristo como Señor y Salvador. Los doce discípulos fueron testigos de su vida, muerte y resurrección, y fueron comisionados a llevar su mensaje de amor y perdón a todas las naciones. Siguiendo el ejemplo de Jesús, los cristianos están llamados a vivir su fe en acción, demostrando su amor por Dios y por los demás a través de sus acciones y palabras. Jesús promete estar con sus seguidores en todo momento, dándoles la fuerza y la gracia para perseverar en la fe hasta el fin de los tiempos.